martes, 30 de septiembre de 2014

MI SEGUNDA SPARTAN RACE: LA SUPER DE BARCELONA


Parece mentira que mi último post fuera la Spartan Race Sprint de Madrid. Después de aquella experiencia a finales de mayo, no he vuelto a publicar ni una sola entrada hasta ahora... que acabo de hacer una nueva Spartan Race. La Super, en Barcelona. 14 km. y 20 obstáculos.

En todo este tiempo he dejado de preparar platos crudiveganos elaborados para alimentarme esencialmente de fruta, tal cual, por eso, no he subido ninguna receta. El motivo no es otro que el poco tiempo que he tenido para preparar nada. Mi verano se ha centrado en trabajar, trabajar y trabajar... e intentar entrenar. Durante un tiempo estuve sin ningún plan de entrenamiento y cuando finalmente lo tuve, para preparar esta última Spartan, estaba inmersa en pleno verano, con más de 30 grados de temperatura y un sol de justicia que ha hecho  casi imposible poder desarrollar los entrenes al 100%. 

Aún así, entrenar es la principal motivación en mi vida hoy por hoy. Levantarme por la mañana y pensar en el mayor aliciente de la jornada: llevar a cabo el programa deportivo del día... todo, para cumplir un nuevo reto, un nuevo sueño. Y el último, ha sido la Spartan Super.

Vaya por delante mis felicitaciones a la organización. Nada que ver con el evento de Madrid. La prueba de Barcelona ha sido mucho más organizada, mucho más dura, con una carrera por montaña, con cuestas y bajadas increíbles, una ruta divertida por un marco incomparable, por pista forestal y estrechas vías entre vegetación y rocas, y piscinas de barro. Mucho barro!!!!! Quizá demasiado, pero eso hacía más duras las otras pruebas porque estaba todo impregnado de agua y lodo y apenas te podías agarrar a nada, por lo que los monkeys, la cuerda, y otras tantas pruebas, se hacían más complicadas de llevar a cabo.

En cualquier caso, a pesar de ser esta Spartan la prueba más difícil en mi corta vida deportiva (menos de un año), -incluso más difícil que la media maratón de montaña-, he disfrutado como nunca. Esa sensación de estar corriendo con una sonrisa, o reír a carcajadas cuando te deslizas por un tobogán de barro, o tener que arreglarte las lentillas después de sumergirte entera (cabeza incluida) bajo una piscina de barro (lo cual me produjo también una sensación de asco, todo sea dicho), son momentos que guardaré en mi memoria.... quizá hasta la próxima Spartan ;)

Varios son los factores que me han permitido hacer esta carrera. Tengo que agradecer a José Juan que haya dedicado parte de su tiempo a preparar los entrenes que he llevado a cabo en estos meses. A él le debo la fuerza que me impulsa en cada ascenso por la montaña o a superar los obstáculos.
Gracias a Reebok, por haberme regalado la inscripción para esta carrera (tras haber ganado la Sprint Elite en mayo). Y gracias a Leo y Eva, que han sido compañeros del equipo Reebok en la carrera, un gran apoyo, y con quienes he disfrutado  al máximo la Spartan Race. 
Quiero agradecer también el cariño y atención de toda la gente Reebok, especialmente a Sarai, Alfredo, Hannah... todos habéis conseguido que la experiencia haya sido genial!


Con el equipo Reebok, antes de la carrera                      Foto: Alfredo Cano
En cuanto a la carrera... empecé con mal pie porque el primer obstáculo era un muro, y no lo pude saltar... Gracias a la ayuda de Leo lo superé. El resto de muros, ya con algo más de confianza en el cuerpo y con menos nervios, fueron cayendo uno tras otro :)

Y tras los muros, la carrera por montaña, subidas y más subidas, paisaje abrumador, pista forestal en un marco incomparable, disfrutando mucho y sonriendo. Al igual que la Sprint de Madrid, casi todos los kilómetros se concentraron al empezar la carrera y el grueso de obstáculos quedaba para el final.

Y entre medias, cargando sacos montaña arriba y abajo... hasta en dos ocasiones. Ejercicios de equilibrio y barro, mucho barro... La primera piscina, con agua hasta la cintura, hasta la agradecí porque hacía tanto calor que estaba acabando con mis fuerzas... El agua fresca fue como un chute de energía para seguir subiendo la montaña.

El primer ejercicio en el que fallé fue uno en el que tenía que desplazarme con la fuerza de los brazos en dos barras laterales, sin tocar el suelo con los pies. Todo iba bien hasta que resbalé porque las barras estaban mojadas de anteriores espartanos. Caí directamente con el hombro en la barra, y de ahí al suelo... Y llegaron mis primeros burpees con dolor de hombro. Pero podía moverlo bien, así que adelante...

Más piscinas de barro, por las que nadar y arrastrarse bajo alambrada. Toboganes de lodo y hasta una inmersión, cabeza incluida, bajo un tronco... y con un olor a estiércol, que un día después y tras varias duchas, sigue siendo persistente.


La  sonrisa de los que disfrutan en equipo.                   Foto: Alfredo Cano

Y entre sonrisa y sonrisa, un palo muy grande para mi fue no poder subir la cuerda. Es el único obstáculo que había entrenado y no pude con ella. Dos intentos. No sentía ninguna fuerza en los brazos. Nada. Cero. Esta prueba estaba casi al final de recorrido. Había hecho burpees en otra, en el lanzamiento de jabalina. Habíamos hecho ya casi todo el recorrido y casi todos los obstáculos, y me sentía muy bien, pero al subir la cuerda noté que los brazos los tenía como muertos. La cuerda resbalaba, pero tampoco me podía enganchar con los pies, como había practicado. Ni siquiera la ayuda de Leo me sirvió. Segundo intento y nada, peor que el primero. Era difícil agarrarse ya que resbalaba mucho. Decidí hacer directamente los burpees. Esta fue mi única decepción de la carrera, conmigo misma, claro está. No me lo esperaba y me frustré. Decir "no puedo" fue como traicionarme. Lo que pasó me sigue haciendo reflexionar...


Casi lo consigo.... casi....                                                 Foto: Hannah Liposwky


Y una de cal y otra de arena porque si en la Spartan de Madrid mi cruz fue la subida con cuerda por muro resbaladizo, esta vez fue coser y cantar. A medida que me iba acercando empezaron a sudarme las manos al pensar en lo que se me venía encima y recordando lo mal que lo pasé en Madrid. Antes de subir, Leo nos dio instrucciones de como hacerlo... y a la primera, lo hice sin problemas.

Toda la frustración que sentí en la prueba anterior de la cuerda se convirtió en alegría desbordada. Nada más subir, allí arriba, me salieron unas lagrimillas. Necesité unos segundos para recuperarme. Bajé celebrándolo. Era mi pequeño reto conseguido.


Un muro que dejó de ser muro :)                                        Foto: Alfredo Cano

Decisión en la subida, ante todo :)                           Foto: Hannah Lipowsky


Sólo quedaba saltar el fuego. Leo, Eva y yo nos cogimos de las manos y allá fuimos. A por la medalla!!!



Último obstáculo :)))                                                  Foto: Hannah Lipowsky
            
Felicidad absoluta. Satisfacción. Y motivación para, en 2015, ir a por la Trifecta. Ya puedo empezar a entrenar para la Beast!!!!!!!!!!!!


Tras ser laureados con la medalla de finalistas, en la línea de meta.       Foto: Alfredo Cano

La sonrisa de la satisfacción. Lo había conseguido.                                                                Foto: Hannah Lipowsky





2 comentarios:

  1. Preciosa crónica para una fantástica experiencia. Enhorabuena por pasártelo tan bien.

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